Después de un rato acepté ir a la cena “gratis”. Para cuando llegué ya no había cheves así que parecía que todo iba a mi favor (aunque traía la tentación de tomarme una) y para no hacer la historia más larga llegó un camarada con unas cuantas cervezas y no aguanté la tentación. Me tomé una con la promesa de que sería sólo una, aunque sabía que era como aceptar que sigo creyendo en duendes, pero me quería aferrar a esa ilusión que sería solamente una. Por supuesto, el problema fue que me supo tan pero tan bien… no estaba muy helada pero sabía conmadre?). Lo malo de este asunto es que se acabó muy pronto. A partir de ahí todo valió madre, aunque no agarré el pedo tampoco...pero sí fui por la segunda.
Esa segunda me devolvió a mi realidad. No me sentía bien pero las ganas de seguirle eran tremendas.Un rato después ya que salí de ahí terminé comprando unas tecates, en un seven, y nos las fuimos a tomar a casa de otro camarada.
Como comprenderán cuando intenté regresar a mi casa me sentía todavía más jodido. Por lo mismo decidí llegar a Garza Sada y tomar un taxi. Ahí, en Garza Sada, mientras esperaba un taxi me convencí que ya había valido madre la ida a tijuana en noviembre (¿qué tenía que ver?). Luego me impacienté porque el único taxi que se detuvo (no iba libre) fue para discutir con una patrulla que salió quién sabe de dónde. Al parecer no fue nada grave porque, al menos eso entendí, le estaba pidiendo orientación o algo así...me imaginé que el colmo, así como están las cosas, es que a plenas 4am alguien le preguntará a un policía: disculpe oficial, ¿cómo llego al sabino?
Según yo esperé 20 minutos (tal vez fueron 5 pero me parecieron eternos) y empecé a caminar todavía dispuesto a pagar 25 varos (o algo así) de LTH a mi casa, pero nada. Llegué a soriana y nada. Vine a encontrar uno libre ya a la altura del seven que está cerca de mi casa y de ahí, ¿ya para qué?
Pero mientras iba caminando y según yo atento por sí pasaba un taxi, me encontré con algunos charcos de agua (llovió durante un rato en la tarde) y no sé porqué me acordé de Johnny, personaje de un cuento de Córtazar que se llama el perseguidor, que según él iba caminando (¿en París? Eso no lo recuerdo bien) y de repente se tropezaba con algo; se tropezaba con unas urnas (luego se daba cuenta que el lugar estaba lleno de urnas) y que dentro de cada una había cenizas de un muerto... Pero eso le sucedió a él mientras grababa Amorous (era músico de jazz)... y yo, no mamen, me empecé a imaginar que qué tal si los charcos que yo veía eran urnas o qué tal sí de un charco salía un duende (sobre todo si seguía creyendo en ellos)....hasta que claro, dije ah bueno eso le pasaba a ese cabrón porque quemaba mota y yo no quemo nada (de vez en cuando quemo, por el desempeño regular, al departamento de matemáticas). Pero no mamen, fue un momento angustiante. Descubrí que me había subido la temperatura. En mi desvarío si pensaba que me iba a salir algo de los charcos. Los saltaba con miedo. Había, o veía tantos que no conseguía convencerme que se trataba de una relación muy mala con la historia del cuento; no conseguía convencerme todo había empezado con una cerveza inocente que no iba a dañar a nadie y que acabó así con un miedo tremendo por nada.
Nota 1:
Este es un intento por reconstruir una historia que me pasó después de leer el cuento el perseguidor de Cortázar.
Nota 2:
Omití los nombres de mis cuates. Últimamente prefiero no escribir nombres. No me gustó escribir el nombre de la Avenida Garza Sada pero no me gustó tampoco escribir solamente avenida.
Nota 3:
Todo esto sucedió en septiembre u octubre del 2004.
Nota 4:
No recuerdo que sucedió en Tijuana en noviembre. Seguramente se casó una amiga en aquella ciudad.
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