domingo, 26 de diciembre de 2010

Sordo

El carro se apagó de repente. Hablé al seguro y me mandaron una grúa. Afortunadamente se tardó menos de lo que me habían dicho. Cuando llegó el cuate habló y dijo muchas cosas pero yo casi no le entendía nada. Casi todo me lo tenía que repetir tres veces. Cuando subió el carro a la plataforma y me dijo que subiera al asiento del copiloto le comenté que andaba muy sordo. Él como respuesta me contestó "eh,¿ mandé?" Entonces se rió mucho. Me dijo que había sido muy chistoso que yo le dijera que no le oía nada y cuando se lo dije él no me hubiera oído... jaja.

En fin.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Permiso

Hace varios días cotorreamos con una amiga y entre cheve y cheve nos contó que a ella nunca le daban permiso de quedarse en otra casa con amigos. Ella lo arreglaba fácil. Como no se quedaba con las ganas de quedarse a dormir en otra parte y como sabía que la iban a regañar... ¡¡mejor faltaba dos días a dormir!!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Elvis

Creo que esta es la versión que vi en un antro hace algunos meses.



Pongo esto mientras estoy en un dilema. ¿Espero a que me hablen por teléfono o mejor me voy a pistear?

Suerte

El sábado me salió todo al revés. Tan no me salieron las cosas que en una rifa dijeron "vamos a sacar tres números: los primeros dos se la pelan y el ganador es el tercero". El 840 -mi número- fue el primero en salir. Francamante a como estaban las cosas hubiera cambiado dos cubeta de bohemias por la pantalla de televisión... Pero no. Salió primero y me jodí.

De cualquier manera me consolé con mi cubeta de bohemias.

Chale.

Eclipse

Ayer hubo un eclipse. Hace veinticuatro horas la luna estaba parcialmente cubierta. Salí a verla varias veces. Pienso que habría sido buena idea sacar una silla y ponerse a ver aquello acompañado por una cheve o por café o por algo. No lo hice. Mientras sucedía yo seguí leyendo 8.8: El miedo en el espejo de Juan Villoro. Fue raro porque no podía estar afuera pero tampoco leyendo. Esa incomodidad me llevó al recuerdo que empecé a estudiar física igual que mucha gente: a través de la astronomía. En ese entonces me emocionaba pasar mucho tiempo afuera tratando de aprender los nombres de las estrellas. El recordar aquellos momentos me hizo sonreir. Me hizo pensar que las cosas ya no son como antes. No me pude quedar a observar el eclipse completo, por ejemplo. Ahora todo pasa por la inmediatez. Ahora todo lo que me pasa lo quiero ya lo quiero con urgencia... Así han sido mis últimos diez años.

Por eso, a veces digo que me siento cansado. Tanto vértigo. Tanta prisa me agota. ¿Prisa de qué o para qué? Afortunadamente parece que me he ido calmando... (¿será la edad?)

En fin.

martes, 21 de diciembre de 2010

Sueño 17-10

Soñé que estaba entre mucha gente. Estábamos sentados en filas de como diez personas. En el último asiento de la fila de adelante estaba nada más y nada menos que Thalía. Nunca supe que estaba haciendo ahí. Sólo recuerdo que estaban arreglando cosas -algo así como horarios en la escuela- y ella hablaba por teléfono y anotaba cosas en un papel. Dejó de hablar por teléfono pero siguió hablando... tal vez cantaba. Cuando terminó todo aquello ya estando por salir me regresé para decirle hola no sé qué andamos haciendo aquí pero mucho gusto. También le podría haber contado que con ésta ya eran tres las veces que la soñaba. Pero entonces me entró pánico. Lo normal era que le pidiera una foto y quizá me daría un abrazo y un beso (si fuera ojete nada más me daría la mano creo pero algo me hacía pensar que ella me daría un abrazo y un beso jaja). Pero no. No le pedí ni autógrafo ni foto ni nada.

Me salí cuando vi que contestaba su celular.

Qué guey.

Las malas también...

Mi abuelita solía contar muy divertidas sus historias y sus viajes. Lo que siempre me llamó la atención es que nunca se perdían, nunca se equivocaban y me quedaba la sensación de que no nos contaba la historia completa. A lo mejor y era cierto. Todo les salía perfecto y yo andaba nada más andaba de mal pensado. El caso es que crecí con la idea de que si yo contaba algo también iba a contar que me vieron la cara de pendejo, que me perdí, que ya no sabía lo que quería o que simplemente la había cagado.

Por eso en este lugar cuento que me asaltaron, que sentía que tenía todo para que me fuera bien pero que no quedé conforme en como hice las cosas, etc. Pienso que por establecer una diferencia me pongo demasiado exigente conmigo mismo a veces (¿o siempre?). Todo esto lo cuento porque el sábado no me fue tan chido... jaja.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Caracol

Me leí Tiempo de Alacranes (muy recomendable) de Bef y en la primera página me encontré con una referencia al bar el caracol. Este lugar ya no existe. Apenas fui como tres veces pero me encantaría tener esa opción. Estaba ubicado a un costado del café brasil. Ahora ese espacio es del café.

Dos de las tres veces que fui anduve solo. La primera vez entré con miedo la verdad. Me sentí solo y ahí sentí una soledad más pesada. Me quedé el tiempo que me tardé en tomarme dos cervezas (en el bar estaríamos unos cuatro cuando mucho). La segunda vez ya sabía a que me atenía pero como quiera entré. Era muy raro porque sentía una pesadez o como si todo se moviera en cámara lenta. La tercera no fui solo pero además había más gente. Cambió notablemente el ambiente. Puse tres canciones en la rockola. Creo que las primeras dos fueron del binomio de oro y la tercera la puse porque no se me ocurrió otra. Puse una rola de cumbia villera (una de los pibes chorros) y lo curioso es que la cantaron casi todos...

Por esa última ocasión es que extraño el lugar.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Bajón

Anduve eufórico todo el día pero ya me dio el bajón... Lo bueno del día es que terminé de leer El complot mongol.

El mejor

El mejor cumpleaños en mucho tiempo. Agradezco a quienes lo hicieron posible... (A lo mejor fue igual que siempre pero resulta que la actitud fue diferente).

viernes, 17 de diciembre de 2010

El lugar donde se vive más bonito

Se me ocurrió ir al puentes un rato. Llegué y me senté en la barra. Me arrepentí de inmediato pero la mesa donde me quería sentar estaba ocupada. En la barra estaba un señor cantando boleros pero mi intención era seguir leyendo el complot mongol. Leí media página cuando de repente me interrumpió el que cantaba cuando entró un señor. Al entrar le gritó "¡el artista!" Ese señor al que presentaron como el artista resultó muy platicador y divertido. Llegó contando que se había muerto un señor que solía tocar el tololoche en el mingos. El otro gritó asombrado ¡se murió! Pero le devolvió la anécdota contándole que se había muerto otro. Ante la cara de susto del artista el que cantaba le dijo que se murió de un putazo al corazón... ¿un putazo al corazón? Después de ese comentario le siguió la conversación con el que estaba a mi lado izquierdo (llegó un poco después del artista) porque respetaba el tema del corazón. Lo respetaba porque hace poco estuvo en el hospital por un problema cardiaco. Desde entonces se hizo a la idea de que se iba a divertir lo que le quedaba de vida.

Siguió contando anécdotas divertidas pero se detuvo para recordarle al que durante un rato estuvo cantando que una vez le había ayudado en una bronca. Lo que pasó es que el señor, el artista, dibuja caricaturas y va (o iba) por los bares dibujando caricaturas y en una de esas ocasiones no se las querían pagar y uno se la quiso hacer de pedo. El que estuvo cantando se metió en esa bronca, sin conocerse, y desde ese día son cuates. Luego, el llamado artista, dijo que a él le gustaba vivir de noche que casi no salía de día. En eso lo interrumpió el otro y comentó que no había nada más bonito que vivir en la cantina... Los dos coincidieron en que ya quedan pocas (así como el puentes hay pocas creo).

Por mencionar un ejemplo de las anécdotas divertidas que contó mencionó que hace poco unas putas salieron en la televisión. Al parecer las detuvieron o algo así. El caso es que se quejaron de los policías porque les bajaban la lana. El reportero buena onda las preguntó que porqué les preocupaba eso y ellas contestaron ¡pues si quieren lana que pongan las nalgas ellos!

martes, 14 de diciembre de 2010

Cuadernos

I
Hace rato mientras iba al sanborns -di una asesoría muy a mi pesar- estuve pensando que casi se acaba el año y yo que sigo sin hacer nada... pero luego me surgió la duda: ¿a qué le llamo yo hacer algo?

II

Ya casi se me hizo costumbre de salir a caminar después de comer. Para no aburrirme a veces llego a la librería. Esta vez tenía toda la intención de tomarme un café, sin embargo no encontré lugares -mesas- disponibles. Además fue algo incómodoporque al subir las escaleras un señor cojeando iba adelante de mi. No me molestó su lentitud pues alguna vez -hace exactamente dos años- me tocó andar igual. Lo que me molestó fue la rodilla izquierda -y me siguió doliendo lo que quedó del día-. En la librería esperaba encontrarme con un par de novedades (las novelas de Alberto Chimal y la de BEF) pero aún no llegan aquí. Tampoco pregunté por cierto. Me decepcioné un poco porque ni tomé café ni conseguí las novelas. Seguramente me las podrían conseguir pero el problema es que se tardan una semana en conseguirlas. Me pareció rara mi urgencia por tenerlas en ese momento y no después. En fin.

Caminé desconsolado -el exagerado- entre los pasillos. Empujé nada más por molestar a quien leía clavado algo de superación personal. Luego dejé de hacerlo porque había libros en el piso y mis rodillas no creo que aguanten otro chingazo, o quizá sí pero sería muy doloroso. Así mientras pensaba en el dolor di con los Cuadernos de Valdano. Me emocioné. Aunque después lo pensé bien pues si mal no recuerdo ese fue su primer libro ¡pero antes no lo conseguía! Bueno, antes no lo había buscado -y ayer tampoco-. Lo compré más curiosidad o el morbo porque eso de pertencer al Real Madrid lo ha hecho contradecirse una y otra vez. Hablo fuerte y duro sobre el actual entrenador y ahí lo tiene. Su problema es que ahora ante cada decisión debe dar una explicación (sobre todo si va en contra de lo que predicó siempre). Aún así, aunque haya regresado al Real Madrid, sigo simpatizando con él.

(Me emociona, quién sabe porqué, cuando habla o escribe sobre Garrincha).

lunes, 13 de diciembre de 2010

Nunca te he visto

Ángela me hizo un comentario raro (¿insólito?) el sábado. Nos cambiamos de mesa cuando se fueron Adriana y otras dos personas. Ya cuando estábamos en la otra ubicación se atrevió a decirme ¡nunca te he visto borracho! Le pareció demasiado alcohol supongo. No siempre lo hago -no ahí al menos- pero este sábado que pasó pedí dos cubetas. Cada una tiene cinco cervezas. ¡Que se asuste cuando traen diez! Reconozco que me ruboricé -un poco-. Me lo comentó justo cuando estaba pensando en sí me pedía una cerveza o bebida más. Luego no pedí nada porque me llevaron la cuenta...

¿Para qué me querrá ver borracho? Le pregunté y lo que pasaba era que me estaba comparando con sus otros cuates -al parecer los dos son sus pretendientes-. Por donde le busque esos dos salen perdiendo, ¿no? Jajaja. Lo único bueno de todo esto es que no ando buscando quedar bien.

Especial

I
Después de terminar de revisar y entregar los papeles, que se acostumbra llenar en la temporada de exámenes finales, me lancé a tomarme unas cheves. Otra vez caí en el mismo lugar del viernes de la semana pasada. Tenía la opción de acompañar a mis jefes a una posada pero preferí las cheves en solitario. Vi por ratos la televisión en donde pasaban la eliminación del Pachuca -otra vez- del Mundial de Clubes. Tuvieron sus oportunidades de gol pero no hubo mucha claridad. Dominaron el segundo tiempo porque así lo quisieron los africanos.

Fui testigo, mientras le entraba a unos nachos que me supieron riquísimos, de cómo un vato (¿bato?) le habló a una mesera y le regalaba una rosa. Fue muy cómico porque bueno era juego y además la morra insistió todo el tiempo que no tenía chiste porque esa rosa era de las que tenían ahí. Confieso que nunca las había visto. Tampoco supe en qué momento se levantó y tomó esa rosa -artificial- de la caja. Ese cabrón se veía como que había estado pisteando en otra parte. Llegó muy alegre.

Mi alegría -por mi parte- consistía en que además de terminar el tetra había conseguido acabar Revólver de Ojos Amarillos de J.M. Servín. Fue una buena semana porque además leí Asesino Solitario. Así ya no me siento tan mal por lo poco que leí este año. Fue a apartir de octubre que empecé a leer bien (a terminar lo que empezaba).

II
El sábado festejó Ángela su cumpleaños. Le hablé por teléfono el jueves (su cumpleaños fue el miércoles) para saludarla y felicitarla. Me burlo de mi mismo porque cuando le hablé me estaba tomando una cheve y en eso consiste la burla: necesitaste una cheve para agarrar valor... no sé si fue por la cheve pero me quité ese peso de encima. Me pude haber hecho pendejo y darle el abrazo hasta el sábado pero no me sentía cómodo. Para este tipo de cosas a veces preferiría olvidar las fechas y no sentirme comprometido -por mi misma memoria-. El caso es que le hablé y ya.

Lo que quiero contar es que disfruté mucho su festejo. Fue muy sin chiste en realidad pero se veía que lo estaba disfrutando un chingo. Conocí a varios de los que ella llama sus amigos -en el rebels-. Al final uno de ellos me contó que es abogado -y que su esposa y su hija (no sé si la chava es hija de él o no)- también lo son por si algún día se me ofrece... Honestamente nunca sé cómo contestar a este tipo de frases de cortesía, ¿qué les digo gracias yo soy profesor de física por si algún día se le ofrece platicar sobre quarks? Pues no, ¿verdad? No es igual, creo.

Para mi cumpleaños casi nunca planeo nada pero ojalá me la pueda pasar tan genial como el sábado.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Retablo urbano

I
Empecé el cuento que se llama Retablo urbano (del libro Revólver de ojos amarillos) de J.M. Servín y me encontré con lo siguiente:

"En su primer viaje del día sobre la lateral del Periférico, un autobús colectivo se detiene poco antes de completar su ruta al sureste de la ciudad. Aborda un hombre que hace lo posible por disimular su borrachera. Ocupa el asiento de en medio al fondo del pasillo y de inmediato lo arrullan el lento brincoteo y el ronquido del motor".

Me recordó mi propia experiencia. Durante una temporada agarré la onda de esperar a que me dieran entre las seis y siete am para regresarme en camión a la casa. Los peores eran los Estanzuela porque se quedaban un largo rato en la Alameda y luego otro tanto en Morones y Garza Sada. Además iban llenos. O casi. Nunca supe porque me dejaban subirme. A lo mejor no me veía muy panchoso no sé. Lo más rápido -y cómodo- era tomar el ruta 1. Hubo ocasiones que me bajé ahí donde estaba el vips y me tocaba ver como Marisol (la gerente de esa época) andaba preparando todo para abrir. Un par de veces llegué a desayunar nada más para no dejar. Sólo lo hice dos veces porque siempre me daban unas ganas horribles de guacarear después.

II
De esta onda de los camiones me acordé mientras me asaltaban, en el taxi, en abril. Pensaba mientras me daban mi buen golpe en los huevos chingado no me costaba nada esperar cuatro horas a que empezaran a pasar los camiones. Luego me reía y claro que eso los molestaba mucho. Me reía porque internamente me recriminaba diciéndome que eso me pasaba por caliente.... por ir a ver a la Wendy. Y ni modo que qué me tuve que aguantar los demás chingazos que por andarme riendo. Según esto me burlaba de ellos. Pero nel. Si hubiera leido entonces Asesino Solitario de Élmer Mendoza me habría acordado de su frase (¡y de las galletas pancrema con coca cola!) hay veces en que uno pierde y otras en que se deja ganar, a poco no....

A veces son muy pendejas las cosas que te pasan por la mente en situaciones así, ¿no? Por ejemplo, Jorge Macías (el personaje de Asesino Solitario) se acordaba de sus galletas pancrema en sí tendría suficientes o no. Se acordaba del sabor de las galletas con coca cola en las situaciones más raras o inapropiadas. Así me pasó a mí. Me acordaba de los camiones como si nada más por eso me fuera a salvar de la chinga que me acomodaron. Pero no.

jueves, 9 de diciembre de 2010

...

Me compré un café en el seven y ahí estaba ella. La estuve esperando ayer todo el día pero no vino. No dije nada. No me queda ir tras de ella a preguntarle que qué onda. Se hizo mensa un rato en el refrigerador mientras esperaba con paciencia que la cajera me dijera que por cinco pesos más podía llevarme no sé qué chingados. Miento. Mentalmente le mentaba la madre porque yo quería salirme de ahí sin verla sin hablarle.

¿Qué si me dolió que ella no me buscara? No sé. La gente dice en estos casos ella se lo pierde y a lo mejor así es. Quién sabe.

Puede que tengan razón.

martes, 7 de diciembre de 2010

Tamales

Leí por twitter que una amiga escribió: "Un nuevo relato ha entrado al horno. A ver cuánto se tarda en estar listo. Hay hoteles y soldados. A lo mejor tamales". Se me ocurrió preguntarle si habría en ese relato atole pero no me respondió. Me imagino que me faltó explicar a qué me refería con eso del atole pero no lo hice. Es más en lugar de explicarle a ella vengo a contarlo aquí. Qué mal. La anécdota del tamal y del atole ocurrió en Zacatecas en el 2008. Hice una visita relámpago porque me tocaba estar en una de las sesiones simultáneas y además tenía que estar acá por las clases. En ese entonces me salí corriendo de mate admin 1 para llegar a la central. A Zacatecas llegamos a las 6am. Me desesperó mucho porque el chofer hizo varias paradas. Él no traía prisa pero yo sí. Quería estar un rato en el hotel para de perdido bañarme y descansar un poco. Pero apenas llegué para darme el regaderazo y salir sobre la hora (a las 8am) para llegar al congreso. Como cosa adrede no conseguí taxi y no me quedó más remedio que pegarme con unos estudiantes que iban al mismo lugar -y sin prisa claro-. Iban muy quitados de la pena. Caminando con hueva mientras yo estaba desesperado porque no pasaba ni un puto taxi ni llegaba el camión...

En la parada del camión había una señora vendiendo tamales. Una estudiante pensó que era buena idea desayunarse un tamal y se compró uno. Fue chistoso porque sus demás cuates se le quedaron viendo gacho. Con la mirada que le echaban parecía que le preguntaban ¿te vas a comer un tamal en el camión? Llegó el camión y tuvimos que esperar a que la señora se los diera para llevar a la niña. Ella se veía muy feliz. Tal vez no se tardó ni dos minutos pero ese tiempo me pareció eterno. Confieso que le estuve recordando a su jefa todo el camino -porque aparte de todo se sentó enfrente de mí y me tocaba que me acercara los tamales cada vez que les preguntaba que sí en serio no querían comer-. Comía y aparte se lamentaba porque nada más le hacía falta el atole para que todo fuera perfecto.

Me dieron ganas de ahorcarla en verdad.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Azul

Desde hace meses he traído ganas de pistear en algún lugar donde tengan música norteña. No sé porqué. Por eso he extrañado mucho al embudo últimamente. El sabino estaba chido pero ahora, además de lo implica andar por esa zona, toca una sonora. No me disgusta pero… me gustaría que tuvieran la otra opción también. Todo esto es porque el viernes después de mi última clase fui a uno de esos lugares donde puedes tomar y comer botana. Ahí casi cumplieron mi antojo. Fue un rato muy agradable excepto, siempre hay un pero, por la mesera que no me peló mucho realmente. Era chistoso porque siempre que alguien más me llevaba cheve o tacos se acercaba a preguntar si todo estaba bien… cuando no lo estaba ella platicaba con otra banda. Pero no quiero hablar de ella quiero hablar de una que se me acercó para venderme un número para participar en una rifa. Se acercó y me dijo que le gustaba como para que le comprara el siete. ¿El siete? Según ella es de buena suerte. Puede ser pero cuando yo traía ese número no me metían a jugar así que buenos recuerdos del número no tengo… Aunque con ese número jugaron Héctor Becerra y Barbadillo (de Barbadillo no estoy seguro). Total me convenció y… y... gané.

Me fui celebrar -que gané esa corta feria- en otra parte pero apenas aguanté dos cheves (al pedir una llevan dos). Mejor pospuse todo para el sábado. Lo malo fue que no acabé por acomodarme nunca. No estaba Ángela y Adriana estaba con otra gente. Me quedé con ella pero luego llegó más gente. Me engenté y mejor me salí. No tenía el pretexto de buscar a Wendy ni a Katherine pero como quiera fui. En ese lugar viví algo totalmente diferente a lo del viernes. Dos meseros me disputaban… casi se pelean entre ellos. Cedió el que menos tiempo tiene de conocerme. Cuando me acomodé llegó una que se llama Azul. Todo lo había estado sobrellevando hasta que me preguntó si me gustaba viajar. Sin pensarlo mucho contesté que hace poco anduve en Veracruz. A partir de ese momento la historia inventada comenzó a escaparse de mis manos y todo porque estuve a punto de decirle que había ido a un congreso de pescadores anónimos… ¿pescadores anónimos? ¿Existe tal cosa? ¿Y sí existe porqué habrían de hacer un congreso? Se me enredó la historia lo admito. Porque eso de que no canto no bailo no tengo amigos es creíble pero lo de los pescadores anónimos… no se lo dije pero me empecé a quedar mudo.

No sé cómo de repente me vi comprometido a invitarla a comer. Es raro. No me espanta que me inviten a un lugar de strippers pero sí que tenga que pagar una comida. ¿Qué onda conmigo?

Chale.

sábado, 4 de diciembre de 2010

JuanGa

Un video de Juan Gabriel (creo que ha escrito mejores canciones pero...)

viernes, 3 de diciembre de 2010

Final

Después de clase vi un ratito el partido de ayer entre Santos y Monterrey. Al entrar al bar donde vi el juego olvidé lo que escribí sobre mi preferencia por el futbol atacante de Santos. Tuvo que ver que al llegar cayó el gol del empate -momentaneo- de Suazo.

El partido estuvo muy entretenido. Fue agradable de verlo. La ironía de todo esto es que Monterrey dio su mejor partido de la liguilla y perdió (tampoco ha ganado hay que decirlo). Lo que es la vida, ¿no?

II

Hoy es el último día del tetra. Me quedan aproximadamente 22 minutos para que acabe esta clase. Les puse un ejercicio de repaso y yo me puse a leer (no con mucho éxito) la revista Shandy.

Ahora vienen los exámenes.

jueves, 2 de diciembre de 2010

No me dejes de querer

Esta canción de Gloria Stefan me gusta mucho. La música más que la letra...

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La esposa del Rey de las cubas

Después de la comida me lancé a la Gandhi. Quería caminar y se me ocurrió que era buena idea comprar de una vez la novela (¿o son cuentos?) que se llama El camino de Santiago. Pensé que era buena idea porque las últimas tres veces que fui me había estado coqueteando. La primera vez preferí comprar Nadie los vio salir de Eduardo Parra. El tema me llamó la atención porque ocurría en un congal de la frontera. El otro me guiñaba el ojo pero no lo compré. Ni recuerdo cuánto cuesta. No me arrepiento de la elección. Lo curioso es que hoy que fui a buscarlo se escondió. Se supone que está en la tienda pero no me supieron decir dónde. ¿Qué onda? Ahora que sí quería ya no quiso. Lo siento por Patricia (nombre de la autora) porque ese libro ya no lo leo ni regalado (¿no estaré exagerando?).

Lo que quiero contar en realidad es que mientras buscaba el libro antes mencionado di con una novela de Alfredo Bryce Echenique. Normalmente me leo o compro -casi siempre- cualquier cosa que me encuentre de él ¡menos Un mundo para Julius! (no pude avanzar más allá de la quinta página). Entonces, como decía, me encontré una novela suya que se llama La esposa del Rey de las curvas pero yo entendí La esposa del Rey de las cubas. Me emocionó el título aunque luego me di cuenta que no leí bien. Me pareció muy hermoso el título La esposa del rey de las cubas. ¿A poco no estaría chido leer una novela con ese nombre?

Seguramente entendí mal porque traigo el asunto de las cubas desde anoche. Todo fue provocado por unos alumnos (los cuales espero que a partir del martes sean exalumnos) llegaron con una caja de toques (descargas eléctricas). Neta que hubiera estado muy chistoso que alguno de ellos se hubiera puesto bigote y aparte llegara con un cajón vendiendo chicles, cigarros o peluches: ¿¡quién compra peluches en los bares!? A lo mejor como no tengo novia ni he estado casado no entiendo de eso…

Me alegraron el rato porque además de todo me recordaron la Parranda inspirada en Li Po que escribió JM Servín en DF Confidencial.

Tras la huella de mi olvido

Ayer terminé de leer una novela que se llama Tras la huella de mi olvido de Bibiana Camacho. Joserra ya se encargó de hablar de ella en su blog.

Sólo puedo agregar que me pareció muy chingona.

Toques

Unos alumnos llevaron una caja de toques como su proyecto final. Me recordó lo que escribió JM Servín en DF Confidencial (en la parte que se llama Parranda inspirada en Li Po):

"El chofer y yo quedamos empatados en noventa (volts), los cargadores se rindieron en setenta. Inconformes con el conteo, de todos modos pagaron espontáneamente una ronda de cubas".

Así que cuando me dijeron que fuera a probar no quise ir porque lo más seguro es que si les ganaba de todos modos, por estar en la escuela, no me iban a invitar unas cubas...

¡Así no tiene chiste!