miércoles, 22 de diciembre de 2010

Eclipse

Ayer hubo un eclipse. Hace veinticuatro horas la luna estaba parcialmente cubierta. Salí a verla varias veces. Pienso que habría sido buena idea sacar una silla y ponerse a ver aquello acompañado por una cheve o por café o por algo. No lo hice. Mientras sucedía yo seguí leyendo 8.8: El miedo en el espejo de Juan Villoro. Fue raro porque no podía estar afuera pero tampoco leyendo. Esa incomodidad me llevó al recuerdo que empecé a estudiar física igual que mucha gente: a través de la astronomía. En ese entonces me emocionaba pasar mucho tiempo afuera tratando de aprender los nombres de las estrellas. El recordar aquellos momentos me hizo sonreir. Me hizo pensar que las cosas ya no son como antes. No me pude quedar a observar el eclipse completo, por ejemplo. Ahora todo pasa por la inmediatez. Ahora todo lo que me pasa lo quiero ya lo quiero con urgencia... Así han sido mis últimos diez años.

Por eso, a veces digo que me siento cansado. Tanto vértigo. Tanta prisa me agota. ¿Prisa de qué o para qué? Afortunadamente parece que me he ido calmando... (¿será la edad?)

En fin.

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