lunes, 6 de diciembre de 2010

Azul

Desde hace meses he traído ganas de pistear en algún lugar donde tengan música norteña. No sé porqué. Por eso he extrañado mucho al embudo últimamente. El sabino estaba chido pero ahora, además de lo implica andar por esa zona, toca una sonora. No me disgusta pero… me gustaría que tuvieran la otra opción también. Todo esto es porque el viernes después de mi última clase fui a uno de esos lugares donde puedes tomar y comer botana. Ahí casi cumplieron mi antojo. Fue un rato muy agradable excepto, siempre hay un pero, por la mesera que no me peló mucho realmente. Era chistoso porque siempre que alguien más me llevaba cheve o tacos se acercaba a preguntar si todo estaba bien… cuando no lo estaba ella platicaba con otra banda. Pero no quiero hablar de ella quiero hablar de una que se me acercó para venderme un número para participar en una rifa. Se acercó y me dijo que le gustaba como para que le comprara el siete. ¿El siete? Según ella es de buena suerte. Puede ser pero cuando yo traía ese número no me metían a jugar así que buenos recuerdos del número no tengo… Aunque con ese número jugaron Héctor Becerra y Barbadillo (de Barbadillo no estoy seguro). Total me convenció y… y... gané.

Me fui celebrar -que gané esa corta feria- en otra parte pero apenas aguanté dos cheves (al pedir una llevan dos). Mejor pospuse todo para el sábado. Lo malo fue que no acabé por acomodarme nunca. No estaba Ángela y Adriana estaba con otra gente. Me quedé con ella pero luego llegó más gente. Me engenté y mejor me salí. No tenía el pretexto de buscar a Wendy ni a Katherine pero como quiera fui. En ese lugar viví algo totalmente diferente a lo del viernes. Dos meseros me disputaban… casi se pelean entre ellos. Cedió el que menos tiempo tiene de conocerme. Cuando me acomodé llegó una que se llama Azul. Todo lo había estado sobrellevando hasta que me preguntó si me gustaba viajar. Sin pensarlo mucho contesté que hace poco anduve en Veracruz. A partir de ese momento la historia inventada comenzó a escaparse de mis manos y todo porque estuve a punto de decirle que había ido a un congreso de pescadores anónimos… ¿pescadores anónimos? ¿Existe tal cosa? ¿Y sí existe porqué habrían de hacer un congreso? Se me enredó la historia lo admito. Porque eso de que no canto no bailo no tengo amigos es creíble pero lo de los pescadores anónimos… no se lo dije pero me empecé a quedar mudo.

No sé cómo de repente me vi comprometido a invitarla a comer. Es raro. No me espanta que me inviten a un lugar de strippers pero sí que tenga que pagar una comida. ¿Qué onda conmigo?

Chale.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ay, Ayax! jajajajaja

Y qué, cuándo es la comida? Yo quiero ir al congreso ese! Será que se sienten culpables por pescar?

Bueno ya me voy, besos, besos!