martes, 8 de noviembre de 2011

Y sin embargo te quiero...

Usualmente cuando me pongo a buscar notas me encuentro con papeles que debería haber tirado o cuyo contenido no tenía precisamente ganas de recordar. Por ejemplo, hoy me encontré con un "texto" escrito el año pasado (no recuerdo si lo publiqué aquí o no) en el que contaba que quería escribir sobre ella: "Antes me sobraban los motivos para referirme a ella. Ahora me cuesta trabajo.Sigue siendo una parte importante de mí... fue debería decir; aunque sigue vive tan viva que se va a casar. ¿Y yo? Sigo igual. Sentado bebiendo café, leyendo y escribiendo (dizque).

Me gustaría heredar una botella de ron de un clochard moribundo -como dice Sabina- aunque a diferencia de él no me interesa escribir la canción más hermosa del mundo sino escribir la historia más hermosa del mundo (chale) para ella. Pero no puedo. Ella se casa mañana y no sé me ocurre nada a pesar de que digo siempre que le aprendí muchas cosas... ¿cuáles?

Podría decir "estos son los últimos versos que te escribo" pero sé bien que no será así.

Es triste que no salga la historia que quiero escribir.

En fin".

Al final, como suele suceder, obtenía el campo eléctrico debido a dos esferas (huecas) conductoras concéntricas (electrostática). Me apena mucho que alguien pueda llegar a este sitio por esto último.

Mejor no hubiera buscado estas notas ¡y me hubiera ahorrado ese recuerdo! Pero ni modo. Tiraré la hoja a la basura (pero antes vine a tirarlo aquí... en una de esas también es un lugar para poner basura).

Me dieron ganas de ir a las jarras en lo que dan las nueve, por cierto.

Nota: el título lo tomé de otra canción de Joaquín Sabina.

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