domingo, 20 de noviembre de 2011

La tierra del olvido

Me gusta mucho el título de esta canción. No sé porqué. Tengo la necesidad rara por saber porqué me gusta algo. El caso es que un grupo llamado Los Buendía tocó en el lugar al que me gusta ir los sábados. A casi nadie les gustó. Es raro porque de todos modos ponen música como la de Procura, reguetón, etc. y no se quejan. No me desagradó. La banda toca bien. ¿Cuál fue el problema? Pues tocaron vallenato... Me gustó la idea de que si no iba al sabino (no puedo ir porque está cerrado desde la desgracia que sucedió ahí hace varios meses) el sabino venía a mí. No es igual pero de pronto me volví a sentir como cuando me recargaba sobre la pared que estaba cerca de la hielera mientras veía -sin ver- a los que bailaban. Me tomaba mi cerveza y eso era en realidad lo único que importaba. Extrañé esos días. Extrañé el verano que agarré la onda de quedarme hasta la hora en que empezaban a pasar los camiones. Nunca supe porque me dejaban subirme así. Olía a humo, a alcohol y no me decían nada. Fueron días muy largos y tristes. Los días de verano siempre me han parecido muy largos.

Otra razón por la que no andaban muy contentos -por los Buendía- fue que nos cobraron más cara la entrada. A mi me gustó el grupo.

Un poco antes de que llegara mi amiga A (llegó como quince minutos después de mi) me empecé a sentir fuera de lugar. Me dolía la cabeza y parecía como si me estuvieran pasando cosas ahí pero yo no estuviera realmente. Hacía mucho no me sucedía. Siempre me pasa después de haber estado concentrado en algo durante un buen rato. Lo curioso es que me sentí así hasta que me senté. Fue chistoso porque de repente así sin venir a cuento se me ocurrió pensar ¿y si me muero? Deveras. Ella llegó justamente en ese momento. Sentí pánico quién sabe porqué. Todo el tiempo supe que era un pensamiento absurdo (por el lugar más que nada). Me cayó bien que llegara en ese rato.

Luego me la pasé muy bien.

No sé si le cayó bien o mal pero la abracé mucho.

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