martes, 7 de junio de 2011

Que veinte años no es nada

Que veinte años no es nada cantaba Gardel... Veinte años después mis compañeros de generación se quieren reunir. Siguiendo con esa canción, en mi caso, las nieves del tiempo, sí, platearon mi sien. No completamente pero ahora es en su mayoría blanco. O así lo veo, no sé.

Por aquella época recuerdo que Pumas salió campeón. Recuerdo que ganaron con un tiro del Tuca Ferreti desde fuera del área. Golazo. Tenía quince años. Ese mismo año, antes de la graduación, leímos El llano en llamas. Algo que no he superado, desde entonces, es el trauma que representó leer a Benito Pérez Galdós. A lo mejor no era tan malo pero como dejé más de media novela para un día antes sufrí la parte final. Además ya había visto la película, de Marianela, y en la novela todo era más lento. No sé si imaginar a Rocío Dúrcal como Marianela me ayudó o no. Juraba, entonces, estudiaría cualquier cosa que tuviera que ver con la literatura. Pero no fue así.

Tal vez debí seguir ese camino.

El caso es que aún no sé si ir a la reunión.

¿Para qué me hago güey si los sábados prefiero salir cuando ya no hay sol y para pistear (¿se puede hacer alguna otra cosa?)?

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