miércoles, 20 de octubre de 2010

Felicidad

En pleno dolor de cabeza y después de haber comido una ensalada -el detalle de la ensalada es innecesario lo sé- tuve la idea de caminar un rato. Quizá sea mala idea pero necesitaba que me diera aire y, aprovechando que el día está agradable, le di varias vueltas al estacionamiento. En una de esas vueltas me acordé de un cuate de secundaria quien de repente -a veces sin venir al caso- nos decía: "Soy feliz. Soy muy feliz". ¿Lo haría por diversión o para darnos risa? Nunca supe. Tampoco nunca supe si le funcionó la autoafirmación. Lo raro es que lo decía muy serio. Por imitación a él se me ocurrió intentar lo mismo... Soy muy feliz. Estoy muy feliz...

¿El sólo hecho de haberme puesto de mejor humor es una prueba de que funciona? En realidad yo creo que lo que funcionó para mejorar el rato fue recordarlo a él cuando en situaciones estresantes se decía -y nos contaba- que él era muy feliz. Me alegró el rato porque además recordé un par de anécdotas suyas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Justo hoy leí un artículo que decía justamente eso. Espera, citaré.
"... if we wish to conquer undesirable emotional tendencies in ourselves, we must assiduously, and in the first instance cold-bloodedly, go through the outward motions of those contrary dispositions we prefer to cultivate. The reward of persistency will infallibly come, in the fading out of the sullenness or depression, and the advent of real cheerfulness and kindliness in their stead. Smooth the brow, brighten the eye, contract the dorsal rather than the ventral aspect of the frame, and speak in major key, pass the genial compliment, and your heart must be frigid indeed if to not gradually thaw!" (William James, posiblemente hermano de Henry).
Frigid, indeed.

Ayax dijo...

¿Funcionará? Claro que es mucho más fácil pensar que no y quedarse jodido creo...