viernes, 8 de mayo de 2009

Lectura

En los últimos días he leído mucho. Me gustaría decir que leo con tanta fuerza, así como lo dice Joserra con la disciplina de un desempleado como le dijeron al camarada del Jonathan (yo tampoco entiendo qué le quisieron decir... técnicamente soy desempleado ¿no? Mientras no firme el otro contrato lo soy... pero mañana tengo junta y eso me tranquiliza un poco)... Pero no, no hay punto de comparación realmente. Me duelen los ojos pero no quiero dejar de leer. Tampoco quiero dejar de escribir pero no tengo tema. Lo único que se me ocurre es comentar de dos (de los cuatro, chale) libros que estoy leyendo. En el de Dios es redondo Juan Villoro describe mejor lo que yo soñé hace varias noches. Dice él: “La mayor parte del tiempo, el jugador no es otra cosa que la posibilidad de un futbolista. Puede estar en juego sin entrar en juego (porque el balón está en otra parte ya no copié eso)… Esta situación permite que el futbolista se la pase pensando, según el caso, en lo que debe hacer sobre el césped o en asuntos que no tienen que ver con eso…” Así me pasaba. Corría pegado a la raya mientras y estaba cerca del parecido a Maradona. Luego tomaba la decisión de ir de fuera hacia adentro, de la raya corría en diagonal rumbo al manchón donde se cobran los penales. Mientras corría tenía tiempo de recordar el diálogo que tuvieron dos personajes en Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sabato. También soñaba que de repente se oía a un narrador (voz en off) que iba contando la jugada. El escritor dice en su libro que “el héroe se descubre a sí mismo al ser narrado”.

En mi sueño pasaba todo lo anterior (y otras cosas) pero sin duda él lo expresa mejor. (Bueno yo lo soñé, es diferente ¿no?).

Del libro de cartas (¡Ojalá lo supiera!) ¿qué puedo contar? Encontré un Feynman que no conocía (bueno realmente no conozco mucho de su vida). Mientras pienso en esto en la televisión del vips pasaron un video de Led Zeppelín. ¡Nunca pensé que vería un video de ellos aquí! Ayer también pasaron uno de Pink Floyd y de The Who. Creo que el canal es el de VH1.

Poco a poco vamos retomando la normalidad. Algo que no extrañaba realmente era los gritos de los niños. Supongo que este tipo de manifestaciones no se entienden hasta que esos niños no son tuyos... Feynman, volviendo al tema, cuidaba al hijo de Hans Bethe ¡a cambio de que éste le prestara la Enciclopedia Británica! Esto pasó durante la participación de ambos en el proyecto Manhattan.

Algo con lo que me sentí plenamente identificado fue cuando antes de ir a dormir se ponía a escribir cartas. En una escribió por ejemplo: “Adiós… son las 4 de la madrugada del miércoles”. En otras contaba que se había dormido hasta tarde o que no había dormido. La gran diferencia es que él no estaba estudiando en Los Álamos y yo sí (en San Luis). En ese entonces torturaba (supongo) contándoles a mis amigos las cosas (pendejadas) que se me iban a ocurriendo durante el día. Algo parecido a lo que hago en este blog. Invariablemente terminaba mis emails diciendo que era tarde y todavía tenía tarea o que me había dormido muy noche, etc.

A la distancia, nueve años después, puedo decir que a pesar de las limitaciones fueron buenos momentos. A pesar de las cucarachas (de la plaga en el edificio), del dolor de oídos… Del dolor de oídos porque allá tuve un dolor permanente. El doctor que me atendió aquí me dijo que me daría tratamiento y que me pondría bien, “tan bien que la próxima vez que te vayas te irás a Alemania y no a San Luis”. No tomé el tratamiento y aquí me tienen (chale). Decía que a pesar del dolor y del abandono de mis roomies y de la mudanza (inesperada) al otro departamento… En esa mudanza me imaginaba yendo de ese edificio (que no estaba tan lejos) al otro seguido por una larga fila de cucarachitas o que al anunciarles mi partida llorarían y me extrañarían (moverían las antenitas como diciendo adiós), se suicidarían y todo el pedo (¡suicidios de cucarachas!)... A pesar también del largo mes que tuve que dormir en el piso pero la compañía era buena mejor que en el otro depa. También incluyo el volado más baboso que me he jugado en la vida cuando todo se empezaba a poner mal: Yugoslavia en la euro 2000 le ganaba a España y a mí se me ocurrió decir, “si España le da la vuelta me quedo”. Ganó España y me quedé. Sin duda era mi destino fatal (ja) en acción.

A pesar de todo creo que si lo volvería a vivir...

(¡menos mal que no tenía nada que contar!)

1 comentario:

Ale dijo...

se siente horrible cuando uno tiene que tomar decisiones y como no nos atrevemos se lo dejamos a eventos que ni al caso jeje
Pero siempre pasa lo que nos conviene, tenlo por seguro.
Saludos.