jueves, 20 de octubre de 2011

El Falso Catenaccio y el Pasto Sagrado del Electric Fields (borrador)

Me pone de mal humor poner exámenes. Es chistoso porque no los presento yo (¡pero si los reviso!). Todo lo que pasa me pone de malas. Por ejemplo, "no traigo formulario" o le "puedo preguntar", "es que no entiendo la redacción", etc., etc. Claro hay ocasiones que me parece que todo lo que sucede es divertidísimo. Incluso tengo una paciencia casi infinita, inagotable. Aunque por supuesto, depende mucho de cómo pregunten...

Pero hoy estoy de buen humor. Incluso contesté un par de cosas obvias -según yo-. Llegué alegre porque en el camino del "vestidor" (la sala de maestros) a la cancha me venía riendo del que hizo el examen –del estratega-. Según él el examen estaría bien difícil, que sería el equivalente, a jugar al catenaccio, que sólo un Messi podría abrir semejante cerrojo (o candado); y que sí era(n) lo suficientemente hábiles para sacarse la marca de encima, atrás los iba a esperar uno tan suavecito como Gattuso. No van ni a respirar, me dijo.

La causa de mi risa fue que realmente el examen no estaba complicado. Al principio me molestó porque cómo está eso que jugando de local juegue como visitante, ¿qué le pasa? Estando así las cosas llegué a la cancha donde fuimos recibidos por una hinchada que cantaba y gritaba emocionada –la verdad es que estaba vacía pero sí ustedes no le dicen a nadie yo tampoco-. Los aficionados sacaron los tubos de rayos catódicos haciendo que las tribunas se vieran espectaculares – en el electric fields los tubos de rayos catódicos hacen las veces de bengalas-.
Uno de los cantos más conmovedores y emocionantes que oí fue:

Vamooos Vamooos equipo que esta tarde tenemos que ganar
Vamooos Vamooos equipo que esta tarde tenemos que ganar
Vamooos Vamoos equipoooo pongamos hueeeevoooo
Que en esta canchaaaaa
Queremos verte campeeeón
Vamooo pongamos hueevo
Y apliquemos la ley de gauss…
(confieso que no hubo mucha imaginación pero a coro se oía muy bien).

Y en eso arrancó el partido. Empezó como se lo imaginaba el DT, los locales tirados atrás reventando, pegándole al rival y los contrarios confundidos. El DT sonreía. Regresó de la zona técnica nada más para decirme y a ti qué importa el espectáculo, ellos cantan igual. Cuando le pregunté qué iba a hacer cuando los silbaran a lo que contestó –imitando a Passarella- “no importa, ellos podrán ser cincuenta mil pero en la cancha mando yo”. Sin embargo, se molestó cuando le conté que me parecía que sería como uno de esos visitantes que juegan a cuidarse pero que luego les tiraban por todos lados; y sí, apenas a los cinco minutos en una jugada rápida un delantero contrario se puso delante de la portería. Sacó al portero pero el disparo salió desviado… uyyyy se oyó el suspiro de alivio de las tribunas del electric fields. El portero, me llamó la atención, se levantó aplaudiendo y gritando “¡así así, con huevos!”. ¿Con huevos qué? Estaba emocionado como si hubiera sido por él que el marcador siguiera cero cero. Pero no. Se les vino la noche ante la llegada continua del rival. Seguimos cero a cero pero no por mérito del equipo local sino por la mala puntería –o calidad- del rival.

El partido se rompió cuando un rival azotó un examen en el piso. El público se levantó de su asiento (los que aún no estaban de pie) a reclamar la grosería. El árbitro sancionó la majadería con una descarga eléctrica que provocó la protesta de todo el otro equipo. La protesta fue airada. Mientras más protestaban más corría el tiempo y más jugaban a favor del deseo del DT. Casi al final del partido los locales, en un descuido, marcaron el gol de la diferencia. Casi inmediatamente después se me cayó la pluma pero el árbitro no marcó igual que la anterior jugada. Hubo más protestas y uno de ellos salió repelido de la cancha. Un rato después en entrevista le confesé a un reportero que me agaché con miedo, por la descarga, pero que al final de cuentas yo no influyo en el marcador, aunque no dejó de señalar que el árbitro había inclinado la cancha y había sido localista.

El DT salió contento y sonriente del campo. Mencionó que el exquisito arte del catenaccio no lo puede disfrutar cualquiera. Se enojó y dejó la conferencia de prensa cuando le comentaron que le habían tirado a gol no menos de diez veces.

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