Concurso
El sábado hubo concurso de disfraces. Como soy bien aburrido no me disfracé. La música y las cheves eran suficiente para mi. Supongo que debe ser divertido pero el sólo hecho de tener que ponerme a pensar en eso (sobre el disfraz) me da una hueva tremenda. Me dieron ganas de invitar a mi camarada el coco para que vieran la trasformación terrorífica de mi cuate pero él, junto con B. Zaragoza, ya pistean por su lado. (De hecho hace poco me encontré a Zaragoza pisteando y corriendo detrás de una morra (la de las nalgas operadas... según B. Zaragoza las tiene. A mí no me consta). La verdad es que me dio hueva y mejor me fui a aplastar a un sillón. Fue un buen rato a pesar del espectáculo de mal gusto (ja) que se aventó el Zaragoza.
Lo chido después del concurso es que me invitaron unas tostadas.
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