jueves, 7 de abril de 2011

Hallándome en Tangamanga

Mi carnala hizo que recordara las mañanas de invierno, a mi abuelita y al nescafé. Lo sorprendente es que además me recordó al kinder. Es raro porque esa época no tuvo nada de particular, excepto por una expedición (sin permiso por supuesto) por los misteriosos salones de la normal y porque un par de veces entramos tarde (después de recreo). Después de recordar al kinder sonreí un poco. Sólo un poco. Lo anterior provocó una ligera actividad en mi cerebro o en mi memoria (¿o en las dos?). Esto fue bueno porque sentí como si corriera una especie de aire fresco (si acaso eso se puede). Duró poco. Fue breve pero se sintió bien. Luego inesperadamente vino a mi mente la frase, que en la lejanía del tesoro se le atribuye a Guillermo Prieto, "hallándome en Tangamanga". Fue otro buen momento. Corto porque luego me interrumpieron...

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