miércoles, 25 de enero de 2012

Recuerdos

Se me ocurrió ir, después de comer, a buscar el Instituto de Control Vehicular. Lo hallé pero el que tenía en mente no es para particulares, es para empresas. No me sirvió de nada. El caso es que me fui caminando y en el camino me acordé de la vez que una patrulla me invitó a subirme, amablemente, y me llevó de paseó por algunas calles aledañas (ahí entre Pino Suárez y Cuauhtémoc). El paseo terminó cuando el guía del tour lo consideró apropiado. Lo acabó justo enfrente de un cajero para que pudiera pagarles sus honorarios. Se portaron bien chidos porque no se aguitaron ni porque ese cajero estaba fuera de servicio. Me llevaron a otro (nada más para que no pensara que me tenían mala fe y que no estaban dispuestos a llevarme hasta fuera necesario) que estaba relativamente cerca. Luego, como ellos estaban para cuidarme y velar por mi seguridad, me regresaron hasta el punto en donde había empezado el paseo... En el camino vimos coches que no hacían el alto en los semáforos en rojo, borrachos tirados en la banqueta (uno de ellos con medio cuerpo en la calle), etc.

En mi opinión hice menos que cualquiera de ellos pero me tocó a mi ser el elegido... Eso me cayó mal.

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