lunes, 4 de julio de 2011

Plantado

El sábado me dejaron plantado. Me sucede algo raro porque así como puedo tener una paciencia infinita, como para esperar tres horas, puedo explotar porque me hacen esperar un minuto. El sábado fue una de esas veces que me la tomé con calma. A los diez minutos sospeché que me dejarían plantado y mejor me fui a caminar un rato. Regresé y nada. Todo se arreglaba con una llamada pero desde que a mi teléfono le dio amnesia perdí casi todos los números. Sólo recuperé tres.

El caso es que a la tercer hora me di por vencido. Me di por vencido porque ya me andaba por irme a pistear lo reconozco. Tuve la tentación de hacerlo mientras esperaba pero me dio miedo que pasara alguna patrulla y acabara entambado por no haberme esperado un ratito más. Esas cheves fueron muy productivas porque, como seguía solo, pude ponerme a pensar en varias de las cosas que tendré que resolver esta semana (hay quien dice que ya debería tenerlo listo pero, bueno, no soy lo suficientemente rápido).

Luego me fui a seguirla al lugar de casi todos los sábados. Allá no pasó nada extraordinario, creo.

Nota 1: Según yo, en mi versión del 2010, ya no iba a faltar a ningún congreso y que no dejaría de seguir investigando pero exactamente un año después de aquella declaración debo admitir que no tengo hecho nada...Y eso me deprime.

Nota 2: Me gustaría decir que no estuve las tres horas así nada más esperando y esperando. Me fui a una librería a comprarme un el libro Mariana Constrictor de Guillermo Fadanelli. La espera estuvo divertida. Eso ayudó a mantenerme ocupado. Luego vinieron las cheves y se puso, por momentos, mejor.

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