sábado, 13 de febrero de 2010

Sueño 06-10 (Pesadilla)

Fue de una esas pesadillas que, como dijo un cuate, ni despertando se pasa el susto. Supongo que todo empezó porque antes de acostarme vi el título de un cuento de Cortázar que se llama Las babas del diablo. Me sorprendió que a pesar de haberlo leído antes no recordaba nada. Sólo recuerdo El perseguidor de ese libro que se llama Las armas secretas. Entonces pensé que tendría que volver a leerlo. Quizá al estar dormido propuse una historia alternativa (completamente diferente creo) a la del escritor argentino. El caso es que soñaba con puras ondas diabólicas. De la parte inicial me sorprende mi reacción pues decía, sin poder creerlo "están rompiendo el pacto de no agresión. Ya les valió madre pinches culeros...(?)" Se suponía que no haría nada contra ellos y ellos harían lo mismo (ese "pacto" fue en otro sueño fue lo más curioso).

Alguien me dijo (o a lo mejor sólo lo sabía) que si veía a unas personas se iba a abrir una especie de caja de pandora. Lo malo de topármelos es que iban a tener el pretexto de que yo los había buscado primero aunque eso no fuera así. Como cosa adrede estaban en todos lados. Oía risas pero no podía determinar que fueran producto de mi imaginación. Aunque estuviera solo se oían voces (quizá la "fiesta" que tenían los vecinos ayudaba a lo de las voces) y risas. Me desperté pero luego cuando volví a dormir seguí con el mismo sueño. De lo que me acuerdo es que estaba todo destruido. Las pocas paredes que quedaban se caían. Se oían voces y risas pero no se veía que estuviera alguien tumbando las cosas. No sé cómo llegué a una habitación en la que todavía había algunas paredes, ventanas y puertas. Lo angustiante en ese rato fue que de afuera oía la voz de una niña que gritaba dulcemente "déjenme... déjenme..." Lloraba (la niña) y una voz me decía : ¿a poco la vas a dejar morir? Se reía y vibraban las paredes bien culero por su risa.

Cuando abría la puerta me desperté. Me zumbaban los oídos bien gacho, tenía brazos, piernas y el lado izquierdo del cerebro dormidos. No me podía mover. Los vecinos se reían y supongo que esas eran las voces y risas "que parecían" reales en el sueño.

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