lunes, 8 de febrero de 2010

Cosas que pasan

Últimamente he visto que los blogs que leo o sigo algunos ya cerraron o dejaron de escribir. No es obligación hacerlo pero me hace pensar que quizá debería borrarlos. Juan T. Llamas es un caso aparte pues sigue publicando cosas interesantes. Mi carnala escribió una entrada en la que comenta sobre una canción que canta Thalía (una de Arjona!). Creo que le disculpo semejante atrevimiento (¿atrevimiento?) eso a esa hermosa mujer.

He estado pensando en estudiar/investigar sobre estrellas de neutrones (vaya cambio de tema). Al final de cuentas entré a estudiar física por eso, para comprender (dizque), que es lo que pasa en estos casos. Supongo que me meteré en camisa de once varas porque se me antoja ver qué pasa cuando mezclas los estados cuánticos con la relatividad general. Si me veo más "conformista" sigo trabajando con el mismo modelo que estudié para hacer mi tesis (dicho modelo creo que lo he olvidado!!) y ya. Pero la onda es hacer cosas diferentes.

Al rato iré a la facultad para platicar con mi asesor de tesis. Lo curioso es que me siento tan madreado como la vez que me di una perdida tremenda en la facultad de derecho (fui a esperar a mi jefe pues él por ese entonces estudiaba en el doctorado de la mencionada facultad). Al intentar ubicarme fui a ver un mapa (tienen mapa y todo el pedo) y me dio risa leer que decía "Usted se encuentra aquí". Me dio risa porque lo primero que pensé fue "¡ese es el problema que no debería de estar aquí!" Entonces me senté en una banca y, por cierto, me perdí porque andaba buscando un baño, y así fue como por la calentura empecé a inventarme (o contarme una historia bien rara) y todo por una historia que acababa de leer de Bryce Echenique!! (el cuento se llama "Florence y Nós três" el subtítulo creo que era "todo parece indicar que no soportará el invierno"). De lo que escribí aquel día copio una parte:

"De puro no tener que hacer me puse a recordar días similares. Me encontré con la mismo: no falto a la escuela. A uno lo acostumbraron a decir me estoy muriendo cuando de plano no se podía levantar. Pensaba que eso sólo se daría cuando de veras me muriera..¿o ya me morí? El estornudo de ese día me hizo pensar que tal vez, sólo tal vez, aún no me he muerto..ja. Con esta broma me hice reír en la facultad de derecho el miércoles. Resulta que como tenía que esperar a mi papá (yo se suponía que tenía clase, pero no tuve) decidí ir en busca de la cafetería de la mencionada facultad. Cuando llegué (al edificio) las prioridades cambiaron y lo que más urgía era encontrar un baño. Di on plano o mapa de la facultad (será que es un edificio muy grande o será que se creen mucho?). Me tranquilicé cuando vi unas letras que decían: usted está aquí. Casi le doy un beso..y casi grito de emoción: ¡no estoy muerto! Pero no lo considere apropiado... si de por sí me hacía notar por ser precisamente el único que no vestía de saco y corbata (después encontré algunos otros que no iban tan formales a clases). Pensé que era más fácil encontrar un baño en el segundo piso (por qué?). Finalmente puedo decir que la búsqueda de un baño en la facultad de derecho fue todo un éxito: encontré en el segundo y en el tercer piso...(es que luego de un rato volví y al del segundo piso lo tenían cerrado, la limpieza ustedes comprenden)"

Lo anterior lo "recuperé" porque mi carnala me regresó la historia con una que tituló "El regreso pudoroso". Confieso que me sentí un poco abochornado porque al contestar sobre mi mail, con su historia, se la envió a varios de sus cuates (todos o casi todos los conozco)... Pero bueno aquí corto esta entrada sin sentido porque ya va siendo hora que vaya a tomar el metro.

Bueno antes de terminar un recuerdo inventado (algo de la historia es cierta pero otra no): En la mañana puse a los niños a que hicieran una práctica de laboratorio. Pasó un rato y uno de ellos me preguntó que cómo le harían para medir el diámetro de un cilindro. No recordaba que tuvieran que hacer eso y lo primero que pensé fue en caminar a la sala de maestros para ir por la regla. Como me dolía todo el cuerpo descarté la caminada y le pedí que fuera con todo y el cilindro. Lo que hice fue pedirle que pusiera el dedo (de la mano) y encima le puse el cilindro. Le marqué con una raya hasta el punto donde llegaba el cilindro y le dije: al rato vas a la papelería y pides una regla prestada. Ya que te la prestes mides el espacio que ocupó el cilindro en tu dedo... la persona se quedó callada y antes que dijera nada le hice el comentario que para tener una medida "confiable" era importante que no se lavara las manos...

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