viernes, 23 de enero de 2009

El origen de porqué le llamo (anti) clases a mis clases

La primera vez que pensé que mis clases podían ser (anti) clases fue cuando leí la historia de El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz y la empecé aplicar desde una vez que me dejaron plantado en el vips y me inventé una historia llamada acerca de los encantados (mientras esperaba y mientras le daba largas a lo que tenía que estudiar). Precisamente una de las ex (anti) alumnas que tuve por esa época está por casarse, por cierto... Meses después me salió una asesoría (¡¡en semana santa!!) y fue un jale que no quería aceptar porque ya conocía al mocoso y había sido insoportable. Los papás de ese cabrón dieron conmigo porque di un taller en la prepa (de mate) donde veía los temas que les iban a evaluar en el examen de admisión. Se supone que le pidieron mi número de teléfono a la coordinadora y sucedió la siguiente historia...

Esta historia se me ocurrió mientras un niño de secundaria contestaba un ejercicio de aritmética. Me vi en la penosa necesidad de aceptar el trabajo en vacaciones. Como ya dije mientras respondía el ejercicio me empecé a reír (sonreír más bien) y me preguntó que qué pasaba y le dije que le contaba al final. Creí que era muy pendejo platicarle el verdadero motivo así que le conté otra historia sobre matemáticas. Admito que tampoco venía al caso pero curiosamente el chavo contestó con un "¡¡ah!! ahora tiene sentido..." ¿Ahora tiene sentido qué? Eso me dejó intrigado. Pero la historia es otra.

Mi relación con los perros no es precisamente del todo feliz. Tengo malas experiencias como haber sido perseguido por amenazantes fieras (si pueden serlo); bueno al parecer si estaban molestos... el colmo es cuando sale el dueño sonriente para decir no hace nada, mientras el perro está ladre y ladre pero sobre todo sumamente amistoso (según el dueño) y con jeta de qué wey estás. También pasé la vergüenza de haber sido perseguido (siguiendo con el tema de persecuciones) por un adorable perrito por toda la casa de una amiga de mi jefa. La persecución terminó cuando desesperado brinqué a una cama y el perro mágicamente se detuvo aunque siguió ladrando. De inmediato me di cuenta de lo absurdo, me bajé de la cama decidido a darle un patín, entonces apareció la amiga de mamá y les comenta: "¿vieron la educación? Le tenemos prohibido que se suba a las camas..." Chin. ¿Tendría prohibido perseguir niños de 8 años? Evidentemente no.

Sin embargo, a pesar de todo, si tengo algunas anécdotas simpáticas con perros. Una de ellas fue en una clase a la que teníamos que llevar un juguete u objeto que significara algo para nosotros. A mí se me ocurrió llevar nada más y nada menos que al enmascarado de plata: al santo (el de la lucha libre). Me lo regaló mi abuelo. La verdad es que sí jugué mucho con ese mono. Era de todo menos luchador: era beisbolista, boxeador (y le ganaba al Tyson estaba cabrón...) pero sobre todo futbolista. También estaba cabrón porque era capaz de marcar a Maradona y además se convertía en delantero rápidamente. Si llegaba a equivocarse en un pase, el vato se tiraba desde la tercera cuerda para recuperar pronto el balón. y siempre limpiamente (¡¡nunca lo expulsaron!!) porque no podía permitirse rudezas...ja. (qué pendejo se pone uno ¿no?) Entonces cuando me tocó hablar a mi, tímidamente (si me daba pena lo confieso), saqué de mi mochila al luchador en estado lamentable: sin piernas, ni brazos pero todavía las conservaba, así que bueno hice el intentó porque no se le notaran en el cuerpo las bravas batallas por las que pasó, pero no se sostuvo nunca.

Una prueba del carácter de semejante personaje fue cuando perdió la mano inzquierda (fue lo primero que perdió y de plano nunca supe dónde quedó). Tenía programada una pelea de campeonato mundial contra el Tyson (no mames) y no quiso cancelarla... subió al ring y con una mano le partió el hocico al Tyson! Increíble, honestamente no sé cómo lo logró. Así, cuando estaba en plena explicación y es que... y es que... ya bien sentimental yo, a una chava se le soltó su perrito (¿era objeto o juguete?) y de todo el salón se le ocurrió irse sobre de mí... chin. Batallé para seguir con la explicación porque el perro estaba terco en estar conmigo...Otro chin. La maestra sólo comentó es que "sienten la buena vibra". ¿Del santo? Misterio. Agregó que todas las cualidades que comenté del personaje las tenía yo... francamente dudo que yo le pueda ganar a Tyson con una sola mano, la verdad... pero ella insistió.

La otra ocasión fue anoche. Caminaba más o menos apurado porque llovía y me quería mojar lo menos posible (traía paraguas pero el viento...). Antes de llegar a mi casa me topé con un perro. Los dos quisimos cruzar y al vernos nos detuvimos. Luego seguimos caminando sin cruzar (la calle). Me detuve para dejarlo pasar. Tímidamente volteó y cruzó. Le dije "pásele que yo voy al otro lado". Agachó la cabeza y siguió caminando al mismo ritmo que yo. Volteamos casi al mismo tiempo a vernos. Entonces se me ocurrió decirle ¿te das cuenta que estamos mezclando dos historias (cuentos)? ¡Y el perro ladró! Fue como si hubiera estado de acuerdo que estábamos recordando el cuento de la vecina orilla (de Benedetti) y uno de los cuentos de la guía triste de París (Bryce Echenique)...

Llegué a mi casa riéndome.

También me acordé que alguna vez un camarada me contó que leyó unas historias árabes en las que había personajes que caminaban por el desierto (bueno no necesariamente en el desierto) y que de repente se topaban con un animal y creían que era el filósofo fulano de tal y lo veían con respeto y admiración... la verdad es que no estoy del todo seguro si era así o no, pero eran muy interesantes (y olvidé el nombre del libro por cierto) eso sí.

Y esa fue la historia que se me ocurrió mientras el niño resolvía los ejercicios pero que no le conté.

Nota: soñé una historia muy rara (todo por la foto que puso un camarada en el facebook!) pero no me dieron ganas de ponerla... Creo que eso es un poco más raro (más raro que mi sueño raro).

3 comentarios:

Juan K Manei dijo...

ayax, no mames jajaja, y que tiene que ver lo de (anti) porque no entendi ni madre, eso sí, me divertí. Y lo que pasa con los perros es que si estás triste se te acercan de una manera especial, es algo raro. Yo los odio pero sé que eso es así jaja

Y de los cuentos bueno, nomas el de benedetti es el que leí pero me acuerdo poco.

Ve a mi blog y pon un hola porque en el link qeu tengo no me deja entrar a tu blog. Aunque sea hingado.

Sergio HF dijo...

Wey, no mames... ué chingona la historia con el perro. La debieras desarrollar.


Nos vemos. Cuídate.

Anónimo dijo...

Probando, probando... uno, dos, tres...
Parece que sí se deja tu blog...
Yo creo que deberías tener un perro!!! Así entenderías mejor su lenguaje :)
Y la historia del santo también es chistosa, quizás si haces un cuento sólo hablando de eso.
Y lo que dice David también me pasó a mí... comencé leyendo sobre las anticlases y la verdad no entendí porque se llaman así.
¿Me perdi o fuiste tú???