viernes, 22 de junio de 2012

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Salimos a la cancha a jugar alegres y abiertos. El estadio lucía lleno y todos sabíamos muy bien lo que había qué hacer. Arrancamos el juego mejor que el rival. Cada llegada nuestra era peligro de gol. Encontramos profundidad aunque carecimos de buena puntería. En la más clara la estrellamos en el bulto del portero cuando uno de nuestros delanteros quedó mano a mano con él. A todos nos quedaba claro que era cuestión de tiempo para que cayera la primera anotación. Y sí, fue cuestión de tiempo, pero en nuestra portería pues en una descolgada nos agarraron dormidos y se escaparon por la banda derecha. De la banda contraria salió en una carrera (imparable) uno del equipo contrario quien llegó primero que los centrales. Lejos de definir de primera como se podía esperar se dio el tiempo de bombear el balón, mientras todos veíamos como los defensas pasaban de largo y el arquero de vencía a su derecha, la dejó botar y anotó con un tiro suave a contra pierna del portero. Fue una jugada rápida contundente y hasta lujosa nos atrevimos a pensar con desesperación...

Después del gol caímos en toda clase de imprecisiones. Nos salvamos del segundo cuando perdimos un balón en la salida y nos estrellaron la pelota en el poste. Después del gol volvieron todos los fantasmas que parecía estábamos venciendo con mucho trabajo. Llegamos a las patadas para intentar recuperar la calma y la perspectiva... Como no somos un equipo acostumbrado a pegar nos vimos mal y nos llenamos de amarillas. Nos remataron todas las pelotas que llegaban por arriba. Fuimos un desastre.

Tuvimos una chance de empatar el juego pero no logramos concretarla tampoco.

River 0 Rival 1*

*Partido imaginario

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