viernes, 24 de febrero de 2012

A veces XIV

El derrotado salió caliente de la cancha. Le habló a la pelota y le dijo "viste, te trato como Dios manda y me embocan igual". La pelota fiel a su costumbre no contestó. Ella sólo habla cuando rueda en la cancha cuando va de un lugar a otro de un pie a otro.

Alguien se animó a acercarse a aquel cabrón. Le habló como lo haría un padre a un hijo (?). Le dijo que sí ya había llegado tan lejos (¿al vestidor?) no valía dejar de seguir intentándolo. No vale precipitarse y hacer cosas de las cuales luego uno se arrepiente... Éste no le puso mucha atención pero al menos se fue a su casa sin meterse en problemas (lo cual ya es ganancia, ¿no?).

Nota:
Terminé precipitadamente (creo) porque me tengo que ir...

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