sábado, 12 de marzo de 2011

¿Qué haces aquí (ahí)?

Nos vimos en un lugar muy chistoso. Chistoso porque nunca me había tocado que hubiera partido de futbol y al mismo tiempo en otras televisiones tuvieran porno. Si me sacó de onda varias veces darle un trago y voltear distraídamente y de repente ver que se una se la estaba mamando a uno (o de plano ya cogiendo). Está chido el lugar pero aún no sé si me animaría a ir solo alguna vez. Aparte caminé distraído y no recuerdo en qué calle dimos vuelta.

Sabía que si lo veía me iba a regañar. Me preguntó: ¿qué estás haciendo aquí? No era momento para bromas pero tampoco tenía que contestar, creo. No dije nada. Me encogí de hombros. El otro momento serio de la noche fue cuando dije que estaba aburrido. A todos nos pasa me dijo. El asunto es que de cualquier manera no me contó cómo resuelve su aburrimiento. No le conté que mientras más tiempo pasa crece el deseo e interés de cambiar de tema pero que aún no decido sobre cual trabajar... Tampoco le conté que en estos meses me he dedicado a leer mucho y no precisamente de física.

Me tardé dos años y medio en hablarle. El principal obstáculo era que seguramente nos veríamos un viernes. Mi horario y la cantidad de café que tomo me dejan muy madreado. El horario me deja muy cansado y el café me madrea el estómago. Me decidí a buscarlo no sé bien porqué. Pisteamos al mismo ritmo en ese bar pero cuando salimos el efecto del aire... jaja, no fue el aire pero quiero pensar que fue algo así lo que provocó un tremendo dolor de estómago. Me ardió bien culero. Y seguí pisteando. Seguimos pisteando en otro bar. Ahí nos dieron la mala noticia del fallecimiento de Rita Guerrero. Fue raro pero después de la noticia me dolió más el estómago. Aguanté tres cheves más. Pero ya llevaba media cheve de desventaja. Entonces hice lo más pendejo que puedo hacer estando con semejante ardor: intentar beberla de un trago (para emparejarme)... Ocurrió lo que siempre pasa: ni siquiera llegó al estómago. Ni siquiera me pude levantar al baño. Hay una sensación en la saliva que me avisa que es inevitable la guacareada y lo ignoré... qué pendejo. ¿Quién me traía con prisa?

Me tomé tres cheves más. Me seguía doliendo el estómago pero me alivianó la guacareada. Volví a vomitar. Cuando regresé del baño vi mi cara en el espejo y decidí tirar la toalla. A veces pienso que sería muy peligroso si no tuviera el límite de mi gastritis. Me recibió, después de que fui a vomitar por segunda vez, con que había pedido que pusieran Al Lado del Camino. En la televisión tenían un concierto de Charly García. Cuando le dijeron que no tenían la canción Charly cantaba esto.

Luego ya que me salí de ahí me compré unos tacos. Traía hambre aunque sabía que no era tan buena idea porque los terminaría vomitando. Los compré pero no me los comí. Llegué a mi casa, con los tacos, pero apenas me recosté en la cama me quedé jetón.

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