martes, 1 de mayo de 2012

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Ayer papá me contaba que últimamente le ha dado por salirse solo a tomar café, comer, etc. Me platicó que lo dejó impresionado que hace muchos años vio una vez a un profesor, que alguna vez aspiró a ser alcalde de Guadalupe (en los setentas), tomando un café solo. Le llamó la atención que no llegara nadie a buscarlo (porque bien podría ser que estuviera esperando a alguien). Luego mencionó el caso de un muy amigo suyo que hacía lo mismo desde hace años...  y que ahora lo hace él también. Me comenta que cambian los intereses, aficiones, etc y que se llega el momento en que no puedes andar buscando a los demás como antes... Me interesó el tema porque eso lo vivo desde los veinte años! (es decir tengo dieciseis en esa onda). Me tardé mucho en hacer los primeros esfuerzos (muy tímidos) en empezar a moverme solo. Ahora es muy normal para mí. Es una de las muchas razones por las que creo que es muy en serio lo que siento por ella... pero ella no es el tema hoy.

El primer lugar al que me animé a ir solo fue a un whataburger que estaba en enfrente del vips. Ahí me leí el cuento La vecina orilla de Benedetti. Justamente el amigo que se casó, en México, el sábado andaba por acá pero por alguna razón no quiso salir (hueva qué más) y me lancé solo a tomar refresco (¿o fue café?) toda la tarde. El cuento me pareció tan triste y desolador (así me pareció ese lugar de hambuerguesas esa tarde también) que casi lloro y no exagero. Me puso más triste de lo que ya andaba. El tema era precisamente era el de la soledad pues podía estar, por ejemplo, en una cancha de futbol (estuve una vez en un Monterrey-Atlas por ejemplo) y aunque estuviera con gente con los mismos intereses y gustos a los míos (por ejemplo que ganara Monterrey ese día) me sentía terriblemente solo de todas maneras. Sentía un vacío horrible. A los que les platicaba no me ayudaban mucho tampoco porque no podían creer que me sintiera solo y vacío. Pero así me sentía. No lo hablé mucho porque era peor. La mayoría terminaba el asunto con un monólogo cansado y largo (para mi) acerca de la felicidad. Si tan solo supiera que quienes me hablaban de la felicidad eran felices tal vez me hubiera servido pero no lo eran. Lo más chistoso fue cuando una compañera de carrera sin venir al caso me preguntó qué me hacía sentirme feliz... En ese momento no se me ocurrió nada!! No me sentía feliz ni con una cerveza bien helada. Ni con un comediante diciendo pendejadas con nada.

Por aquella época pensaba que todo el problema era de pertenencia. No sentía que perteneciera a la escuela, a la ciudad, mi familia, etc. Lo chistoso es que por esa época tuve primos que decían cosas parecidas pero se aferraban a ser aceptados... nunca entendí eso. No perteneces, ¿qué haces ahí? Borré mi familia por esa época, es más casi nunca los veo.. y eso no significa que no los quiero, creo...Claro también es problema de personalidad porque un primo podía ausentarse la misma cantidad de meses que yo pero al reclarmarle él daba abrazos y decía quién los quiere quién los quiere, mientras que yo con toda la seriedad que podía ponerle al momento decía y así menos ganas de dan de venir... Pero tampoco era eso. El problema era acomodarse a la soledad y a los cambios y ya. Me costó mucho trabajo y tiempo conseguirlo eso sí.

Y bueno, el punto es que llegué a la misma conclusión que mencionó papá pero a los 26! Eso me hizo sentir que tengo más edad de la que tengo... mis problemas deberían ser otros al parecer.

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