Soñé que andaba pisteando en algún lugar desconocido (sólo sé que era rumbo a la frontera gringa... tal vez por la carretera a Laredo). Todo iba bien hasta que a uno de mis camaradas se le ocurrió proponer ir a una playa (pero no era la Isla del Padre es lo raro... ni Matamoros tampoco). Lo que me desesperaba era que el cuate invitaba a una chava (a la que en algún momento, en este blog, la he llamado amiga de la Panchosa) a que fuera a la playa con nosotros. No me latía por dos cosas: la primera que quien invitaba era aquel cabrón pero quedé comprometido a pagar la cuenta y en segundo lugar la chava ésa no me saluda (en la vida real)... aunque tampoco he puesto nada de mi parte. El caso es que pagaba la cuenta y no le hablaba (algunos conocidos dirán que no me costó ningún trabajo). Sólo me dedicaba a pistear. Motivo principal por el que seguía en la aventura.
Al principio éramos varios pero luego sólo quedamos nosotros tres. Esa playa, esa alberca, ya la había visto en otro sueño (hace no mucho tiempo soñé que era Mazatlán... pero ahora no era. Andábamos en Estados Unidos. ¿Dejan pasar en la aduana con cerveza?). El clima era agradable y la cerveza (¿pacífico?) me caía muy bien. Me sentía bien. Ella, la amiga de la panchosa, decía que iba a hacer algo afuera de la habitación. No pasó mucho rato cuando de repente salido de quién sabe donde apareció un león...
El león caminaba como si nada alrededor de la alberca. Cuando se oyeron gritos (¿del susto?) se puso inquieto y empezó a perseguir gente. Rugía y asustaba más a los demás. Yo veía todo desde la habitación. Seguía encabronado, por la amiga de la panchosa, y lo único que se me ocurría pensar era que ¿vamos a dejar de pistear nada más porque el león anda asustando a la gente?
Tuvimos que salir de ahí porque el león quebró la ventana. Lamentamos mucho no poder correr y llevar la hielera también. Aparte había que buscar a la amiga de la panchosa. Sentí culpa porque no me hubiera desagradado del todo que se la comiera de un bocado (la ofrecía a cambio de las cheves... son unas prioridades muy chafas lo sé... me traicionan (las prioridades) en los sueños según parece). La encontrábamos (el camarada le daba un chingazo a la puerta, del auto, por cierto) pronto y por primera vez hizo algo chido la chava: llegó con un six para cada uno para el susto!
Nada más de puro gusto (por las cheves) le di un beso (chale).
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