viernes, 9 de septiembre de 2011

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Me quedé con las ganas de salir anoche. No salí y de todos modos ando madreado. He estado tosiendo mucho. Lo mala onda del asunto es que me siento incómodo con el abanico y si lo apago sudo. Descansé dos tres.

He estado pensando seriamente en copiarle el método a Martín Romaña (de la novela El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz). Siempre me imaginé a Octavia de Cádiz buenísima pero sobre todo buena onda, pero quién sabe, en gustos se rompen géneros. No me gustaría imitarle eso de llorar en clase porque la lectura le recordaba a quién le partió el corazón... Chale. Aunque en mi caso no podría llorar, no en mi primera clase al menos, porque la notación científica me recuerda a alguien... Aquí viene otro chale porque no quiero dar esa clase!

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