La primera vez, que recuerdo, que alguien me amenazó con ponerme en una lista negra fue cuando iba a entrar a secundaria. El profe de matemáticas nos dijo que al ir a inscribirnos íbamos a vernos en una lista (¿por qué negra?) si no hacíamos las tareas ni participábamos en clase. A mi me daba lo mismo francamente. Me daba igual porque estaba ahí por las ideas raras de mis jefes. Era más que nada una tortura porque iba a dejar de ver a mis cuates porque entraría a otra escuela. Nunca entendí que sí la idea era estar en otra parte porque tenía que tomar ese curso de verano. Confieso que entonces, como una especia de protesta, no hacía nada (o casi porque de repente sí me entusiasmaban).
Uno de mis mejores días ahí fue el último. Hubo fiesta. Hubo música. No sé a quién se le ocurrió la onda de poner a bronco (cuando apenas empezaba su éxito) y la verdad es que fue muy divertido. Me la pasé cantando (¡deveras!) con Bernardo y otro cuate los éxitos de ese momento del mencionado grupo. Cantamos una y otra vez Carita chorreada, La pata coja y la de Los vicios. Esta última todavía recuerdo lo siguiente: el mayor vicio que tengo, dime compadre cuál es, me gusta bailar la cumbia; ay compadre qué bueno es... Lo gracioso es que pusimos el cassette como 10 veces!!! Quizá más.
Todo salió porque una conocida puso en facebook que los que no llamaron ni escribieron en su cumpleaños iban a pasar a la lista negra.... Entonces inmediatamente recordé al de matemáticas y mi reacción fue casi la misma a la de aquel lejano 1987.
Deveras.
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