jueves, 24 de junio de 2010

Hoy

Hoy me gustaría escribir sobre los pistos más tristes. Me gustaría escribir sobre esas cervezas azorrilladas que nadie quiere, sobre esos pomos que alguien echó a perder por dejarlo abierto y ahora tiene una colilla de cigarro o una mosca; sobre esos pistos que tienen la elaboración o los ingredientes perfectos pero la combinación no fue la adecuada -no hablo de los intomables porque esos tienen su propia personalidad-hablo de los que sigues la receta pero que algo les quedó mal; hablo de esas aguas locas que fueron hechas con harto carño y dedicación para emborrachar a los invitados pero son despreciadas...

En fin, el caso es que ahora que tengo ganas de escribir no puedo porque estoy en examen. Chale.

Antes de irme quiero decir una bienaventuranza: bienaventurados los pistos que sí empedan.

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