jueves, 24 de septiembre de 2009

Cosas Raras II

Hoy es uno de esos días raros. El día está nublado y eso a mí me tranquiliza mucho realmente. Me gusta día como para andar relajado y para tomar café. Resolver los pendientes pero sin prisa. Pero no. Saliendo de la casa en Morones Prieto había tráfico. Me desesperó que adelante de mí había dos tipos que dejaban pasar a todo el mundo pero nosotros no avanzábamos. Además la calle no está del todo pareja porque se les ocurrió arreglar el pavimento justo cuando comenzaron las lluvias. Luego el estacionamiento estaba lleno. Una maestra llegó un poquito antes que yo y no me podía acomodar en mi lugar, rápido, porque ella no se bajaba. Se bajó incluso después de que yo llegué.

En la sala de maestros hay mucho ruido. Aquí cerca hay una maestra sacando copias. En el lugar que está justo atrás de mí hay un maestro que escucha bajito algo, no se entiende que es, me llega como rumor o algo parecido. Para esto, armó desmadre porque se sentó para poder sentarse ahí. Se sentó en otro lugar que es de una maestra. Se cambió y luego se anduvo moviendo buscando una silla (si tenía pero sin respaldo). Cuando me acostumbro a que esté ahí de repente golpea las teclas de la laptop. ¡La maestra no termina de sacar copias!

Lo culero de la historia es que ya perdí una hora.

¿Me gustaría estar solo? No. Quisiera un momento, que difícilmente llegará, para poder ponerme a tierra. No es lo mismo que el desmadre empiece cuando estoy concentrado a que cuando me quiero concentrar haya desmadre.

Mejor voy por un café.

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