Anoche mi no novia invitó a una amiga a sentarse en nuestra mesa. Fue raro porque durante un largo rato evitó mirarme a la cara. Fue raro pero simpático a la vez. ¡Se supone que la madura es ella! No hablaré de ella. De lo que quiero hablar es que la amiga tiene un par de tatuajes en el brazo izquierdo. Cuando mi no novia fue al baño nos quedamos la amiga (y su celular), las cheves y yo solos. Me animé a decirle "se te ven bien chingones los tatuajes". Sonrió. Me sentí pendejo diciendo algo así porque si se los puso fue porque eso le parecieron desde el principio. Me sentí pendejo pero de todos modos se lo dije. Después de sonreír me dijo gracias.
Después de un ratito me preguntó: ¿entonces a ti te gustan las rayas? Me sacó de onda lo confieso. De entrada pensé que era una manera rara de indagar si le voy al Monterrey o quizá a las Chivas. Pero no podía ser eso no. Imaginé muchas rayas pero nunca se me ocurrió que seguiamos hablando de los tatuajes... Me contó que ella tampoco sabía hasta que le dijeron un día que estaban bien chidas sus rayas. Ella estuvo peor porque contestó qué pedo si no soy tigre. Ja.
¿Qué si me gustan las rayas? Le respondí la verdad me gustan pero hay unos(as) que exageran y ya no se ven tan bien. Ella estuvo de acuerdo. No le agradan los tatuajes que se hacen en el cuello (el volumen de la música era alto). A mi algunos sí. Depende insisto.
Luego llegó mi no novia y ya no platicamos.
Nota: Ya no le pregunté dónde se los había hecho. Me quedé con las ganas de contarle una historia que viví en el sabino gordo. Unos chilangos juraban que un tipo que andaba bailando era el padrote de las mujeres que bailaban ahí. A ese tipo lo había visto antes por el antrópolis. Luego lo vi justamente en un lugar de tatuajes ahí muy cerca del antro mencionado.
Los chilangos se discutieron las primeras chelas (luego las discutí yo). Buena onda ellos. Lo que no estuvo chido fue que por su culpa casi nos agarran a chingazos a los tres.
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