III La tarjeta
Esa vez se me perdió la tarjeta. O eso creí. Estaba en Boca del Río y quería ir al Puerto a tomarme unas cervezas. Ya no fui porque me busqué, antes de salir de la última charla mi tarjeta. No estaba. Me angustié mucho porque la había usado antes de salir del aeropuerto. Me angustié pero como me quiera, para el susto, me compré unas tecates (no había de otras) en un vips. Caminé las cuadras necesarias para llegar a mi hotel con la duda sobre si podía beber en la vía pública. Mejor no tenté más a mi suerte y me esperé a llegar a mi habitación. Un rato después descubrí que la tenía en la maleta. La puse ahí porque originalmente no la iba a usar. Ya no salí preferí a quedarme con las tecates viendo la televisión. Pensaba levantarme temprano para ir a una plática sobre "beyond the standard model" pero finalmente no fui. Preferí quedarme a dormir que escuchar sobre la supersimetría y del grupo SU(6).
IV Mi segundo amor
Seguí yendo a la arena pero no recuerdo gran cosa a la Lady Guácara hasta el día en que se acercó a saludarme y me dio un abrazo muy efusivo. Me contó que andaba bien arriba. También andaba borracha. Me preocupó que así, en esas condiciones quisiera subirse al ring. Antes que la llamaran para su lucha se echó a mis brazos y me hizo prometerle que nunca me olvidaría de mi segundo amor. ¿Y quién se supone era mi primer amor? No me dio tiempo de preguntarle. Se rió y se subió al ring. No quise quedarme a ver cómo le iban a partir la madre.
Como me fui y no estuve ahí cada que podía me lo reprochaba. No le importaba que estuviera tirando desmadre con la Lady Panchosa. Se acercaba y hablaba conmigo. Por esa época iba mucho a las luchas. Iba hasta a los entrenamientos. Ya todos me conocían. Lo chido era que me vendían cerveza aunque estuviera cerrado. Lo que nunca estuvo chido es que al dueño del gimnasio le encantaba que le pusieran un disco de Vicente Fernández. La culpa era mía porque al ir todos los días oía siempre ese disco. Fácil así estuvimos tres meses. Algunas canciones de Chente las asocio involuntariamente con patadas voladoras. Una de las canciones que ya alucino es la que empieza así:
Te diré estabas tan bonita…tan sensual
te imaginé ajena y me hizo mal
ay amor ayy ay qué dolor
que tarde comprendí
contigo tenía todo y lo perdí...
Esa parte de te diré estabas tan bonita... tan sensual siempre me resultó muy divertida porque mientras tanto ellas se tiraban de la tercera cuerda y se gritaban se insultaban. Me reía mucho porque cada quién puede tener un concepto diferente de sensual. Para alguien puede ser muy sensual verlas así entrenando (¿sensual será la palabra más adecuada?). Lo curioso de todo esto es a pesar de haberlas visto tantas veces entrenar no recuerdo que se pusieran de acuerdo al menos no ahí delante de mi.
V. Desastre
La verdad es que mi charla fue un desastre. Me preguntaron qué onda acerca del fo(980) y yo les hablé del ao(980). Chale. Me tiraron a león por más que les grité ao(980) is the chiral partner of fo(980) is the chiral partner!
VI No vales queso: la rivalidad
La verdad es que siempre preferí las luchas cuando en el cartel estaba la Lady Panchosa. Ellas eran amigas o eso quise creer. Hubo ocasiones que lucharon juntas. Eran las mejores. Se agarraban a chingazos bien bonito. Más que eso el desmadre. La Lady Panchosa se subía a las cuerdas y pedía la ovación del público. Hasta cuando les gritaba son todos unos putos le aplaudían. El carisma de la Lady Panchosa siempre le dieron celos a la Lady Guácara. Siempre. A mi me tiraba besos. Me sentía raro lo confieso.
¿La rivalidad entre ellas empezó por mí? No sé, pero me da risa pensarlo. No fue por eso. Se llevaban y se contaban cosas pero nada más. Se toleraban. La gota que derramó el vaso fue la vez que la Lady Panchosa estuvo hostigando a la Guácara con un desodorante. Estaban sentadas y cuando se levantaba la Lady Guácara del sillón le ponía desodorante en el culo. Ella se reía y le decía que era para que oliera bonito de ahí pero por supuesto para mi otra amiga no era precisamente gracioso. La aguantó cinco veces. A la tercera le pidió diplomáticamente que le bajara a su pedo. Me sonó muy convincente cuando le dijo te voy a partir tu madre culera. Como solía pasar la Lady Panchosa no le hizo caso. Al sexto intento se le fue encima y la agarró de la greña. Se puso mejor la bronca abajo del ring que arriba. Uno de los referis que andaba ahí cerca intentó separarlas pero no pudo. Al no poder detenerlas fue por mi sepáralas me gritaba. ¿Y por qué yo? La verdad estaba muy emocionante el desmadre y no quería ser yo quien... pero no me quedó más remedio que meterme. Abracé a la Lady Guácara quien al no saber que era yo me soltó un putazo bien dado.
Levanté del suelo a la Lady Panchosa. Le quedó un rasguño bien gacho en la cara. La Lady Guácara le siguió gritó no vales madre pendeja vales pura chingada culera. ¡No vales queso!
Quiso que me fuera con ella pero me quedé con la Panchosa.
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