En el año 2000 (por estas fechas) me encontraba en el instituto de física de la Universidad Autónoma de San Luis. Me fue regular. Sinceramente pude hacer mejor las cosas pero no lo hice. Tenía muchas dudas sobre seguirle por ese camino o no. Lo desesperante era que no se me ocurría ninguna otra alternativa. Quería estudiar física teórica y no me veía haciendo otra cosa tampoco. El chiste fue que decidí darme quince días. Si conseguía darle vuelta al estado anímico y reflejar esa mejoría en calificaciones me quedaba. Mejoré pero no lo suficiente. Lo que quiero contar es que medio en serio medio en broma se me ocurrió hacer una apuesta. España perdía contra otro equipo y necesitaba ganar para avanzar a la segunda ronda. Faltaba poco tiempo y, ahí en el auditorio del instituto, me propusé el siguiente escenario: si España pierde me regreso a Monterrey, si gana me quedo. Era poco probable por como se veía el partido. Sin embargo, en esos pocos minutos que quedaban España marcó dos goles y ganó su partido...
La fatalidad del destino quiso que me quedara por allá algunos meses más... (Claro, ¡yo tan bueno para aceptar el resultado!)
El punto es que desde entonces no disfruto de ningún partido de la eurocopa.
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