El clásico lo vi con un par de amigos. Un tigre y una rayada. No lo vuelvo a hacer. Sobre todo porque la rayada me dijo otra vez "somos amigos eh" ante una pregunta no hecha (otra vez). Me cagó sobre todo porque se aguantó muy hasta el último ya cuando la llevaba a su casa.
El caso es que ganó Monterrey y volví a ir al McMullens. Fui con esos dos cuates. No lo vuelvo a hacer. Lo bueno de todo es que la vida de una u otra forma me mostró un camino alternativo al que llevaba...
Eso está chido.
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